Indumentaria Tradicional Femenina

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Ropa Interior

La ropa interior de la mujer consta generalmente de la Camisa y Enaguas.

La Camisa es la primera prenda que se colocaba la mujer sobre el cuerpo, se confeccionaba con cáñamo o lino. Consta de una pieza que cubre desde los hombros hasta por debajo de las rodillas con vuelo en la parte baja, conseguido mediante unas nesgas laterales. Lleva manga corta hasta el codo y amplio escote generalmente cuadrado. El escote y las mangas solían hacerse con lienzo más fino y podían ir ornamentados con puntillas.

La Enagua es una falda interna que cubre de cintura para abajo, confeccionada generalmente de cáñamo o lino, su función principal es ahuecar el conjunto de faldas que se iban superponiendo, se suele adornar con lorzas y farfalares (volantes).

Ya bien entrado el siglo XIX se utilizaron chambras, cubrecorsés y pololos.

Guardapiés

El guardapiés era la falda externa, confeccionada en seda principalmente. Al igual que las enaguas, tenía la cinturilla partida en dos, una delantera y otra trasera, sujetándose a la cintura mediante vetas.

Se solía ornamentar con cintas, galones, puntillas o farfalares.

En la parte interna del bajo se colocaba un ruedo, que es una banda de tela de unos 15 cm., de ancho, de un color que contrastaba con el del guardapiés. El ruedo protegía y reforzaba el bajo.

Citaremos otros tipos de falda con similares características como: “Vions”, Sagalejos, Refajos, Basquiña, etc.

Justillo

El justillo es una pieza que cubre el cuerpo desde los hombros hasta la cintura, también se conoce como cosset, cotilla, etc. No lleva mangas y por lo general suelen ser muy escotados, dejando ver el nacimiento de los pechos. El escote puede ser cuadrado, redondo o con liguera forma de m.

Por debajo de la cintura el justillo se suele terminar con almenas o aldillas. Para ajustar la pieza al cuerpo se utiliza un cordón que pasado por unos ojetes oprime el cuerpo y eleva los pechos. Para dar más consistencia a esta acción, se armaba el tejido con barbas de ballena, brotes de olivo, esparto, etc. Se solía reforzar el escote del justillo con piel o badana que a la vez era un elemento decorativo. Los justillos para mudar se solían confeccionar en la mayoría de los casos con seda.

La evolución del justillo lo llevó a convertirse en corsé en el siglo XIX.

Jubón

El jubón es muy similar al justillo, diferenciándose de éste en que está provisto de mangas. Es la pieza que cubre el cuerpo desde los hombros hasta la cintura. Se confeccionaban con tres tipos diferentes de mangas: largas hasta las muñecas que solían ser muy ajustadas abriéndose en un lateral y que se cerraba con botones o manzanetas que solían ser de plata, manga tres cuartos y por el codo, estas últimas se solían adornar con puntillas.

El bajo de jubón podría terminarse con aletas o faldillas. Se solían adornar con ribetes, cintas o galones. Se confeccionaban en seda, terciopelo, algodón o lana.

Citaremos algunos modelos específicos del siglo XVIII, destinados a esferas altas de la sociedad como casaquillas, caracos o pirros.

Pañuelo y delantal

El delantal era una pieza que normalmente tenía forma rectangular, cubría la parte delantera del guardapiés. Se confeccionaba en algodón o seda y solía llevar bordados a punto de cadeneta y ornamentarse con puntillas, lentejuelas, etc.

El pañuelo era una prenda cuadrada que al doblarse en diagonal tomaba forma triangular. La mujer lo colocaba al cuello y cubría el escote. Se confeccionaban en algodón o seda y se bordaban a punto de cadeneta con trabajos en filtiré. También se podían adornar con puntillas, lentejuelas, etc.

El color más utilizado es el blanco seguido del negro, aunque no se excluían colores como amarillo, verde o rojo. Otras prendas para cubrir los hombros que se utilizaron en épocas posteriores fueron: capuchas, mantones de manila o tocas.

Complementos

En este apartado incluimos los aderezos, pendientes, joyas, peinetas o pinta, rosarios, relicarios, cruces, etc, realizados en oro, plata o plata sobredorada.

Para cubrir la pierna hasta la rodilla se utilizaban las medias, elaboradas en seda, lana o algodón.
En cuanto al calzado citaremos el zapato con tacón de carrete y la espardeña.

En el siglo XVIII las mujeres se peinaban con un moño o cubrían la cabeza con cofias y redecillas, de seda adornadas con cintas, galones, etc.

También mencionaremos las mantillas de toalla o media luna, de seda o algodón, bordadas en cadeneta y adornadas con puntillas, cintas, etc. Posteriormente se utilizaron: dengues, ternos y mantillas de encaje.

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